Alberto L.H., acusado de asesinar a su novia Cristina, con la que salía desde hacía tres meses, en diciembre de 2021 en Valencia, ha sido declarado culpable de un delito de asesinato por el jurado popular que le juzga desde la pasada semana en la Audiencia de Valencia.
Según las preguntas a las que ha tenido que hacer frente el jurado, el acusado acuchilló a Cristina de forma despiadada, con planificación y produciéndole un dolor innecesario. El caso ha quedado visto para sentencia y ahora será el tribunal el que fije la condena.
Fiscalía pide para el acusado, también profesor universitario, 25 años de cárcel por un delito de asesinato al ver un „ensañamiento de libro“, ya que causó a la víctima, de 30 años, más de 60 heridas. Además, le reclama una indemnización de 90.000 euros para la madre y la hermana de la víctima. La acusación particular solicita la misma pena, pero con la agravante de género.
Por su parte, el abogado del acusado admitió en el juicio que su defendido mató a su novia por „un trastorno mental transitorio“ ya que tenía „la paranoia“ de que le iba a dejar, pero negó premeditación: „Estaba fuera de sí, fue todo espontáneo, un brote“. Por ello, pide 10 años de cárcel por asesinato con las atenuantes de obcecación y confesión.
Los hechos sucedieron el 3 de diciembre de 2021 sobre las 3 horas en el piso de él, ubicado en la calle Conde Altea de Valencia, en el que ella pernoctaba ocasionalmente. Esa noche ella se había tomado un tranquilizanteporque tenía problemas de ansiedad desde que falleció su padre.
Sobre las 3 horas el procesado comenzó a pensar en cómo acabar con la vida de Cristina, un pensamiento „recurrente“ que tenía porque creía que le iba a dejar por no ser él „demasiado bueno“ para ella, según el relato fiscal. Entonces, con „una total sangre fría“ cogió de la terraza una piedra de grandes dimensiones y golpeó con fuerza en la cabeza y en la cara en varias ocasiones a su novia, que estaba dormida y no pudo defenderse.
A continuación y con la mujer inconsciente a consecuencia de los golpes, fue a la cocina y cogió un cuchillo y unas tijeras y empezó a acuchillarla. Además, para asegurar su muerte cogió un cinturón de un batín alrededor del cuello y apretó. La víctima murió por la hemorragia que le provocaron las heridas y por asfixia.
El acusado después de comprobar que su pareja estaba muerta, se duchó, se puso un pantalón de pijama y se dirigió a la terraza interior desde donde cayó por el patio de luces ‚aterrizando‘ en un tejado de uralita del almacén de un restaurante que había abajo. El acusado hizo creer a los agentes que había entrado para robar.
La hermana de Cristina, al no tener noticias de ella, denunció el día 4 su desaparición en Madrid y se geolocalizó el terminal en la casa del acusado. Sobre las 9.30 horas se desplazaron el padre y el hermano del acusado y la madre y un primo de ella y, al entrar, encontraron en el dormitorio gran cantidad de sangre diseminada por toda la estancia y el cuerpo de Cristina, por lo que avisaron a la Policía.