Con la alegría y esperanza que evoca la elefantita Makena al cumplir 9 meses, BIOPARC se une a la celebración del Día Mundial del Elefante con un grito unánime hacia su protección. Los últimos datos de la Lista Roja del mamífero terrestre más grande que existe han hecho saltar todas las alarmas y los programas de preservación son imprescindibles para salvarlo.
El entusiasmo y ternura que desprende la pequeña Makena con sus correteos y juegos en BIOPARC bajo el extremo cuidado de toda una manada de elefantas son hoy, más que nunca, motivo de esperanza. Makena, la primera elefanta nacida en Valencia, cumple esta semana 9 meses y esta fecha coincide con la celebración del Día Mundial del Elefante, mañana 12 de agosto. Esta efeméride tiene como objetivo denunciar la grave situación de extinción a la que se enfrenta el mamífero terrestre más grande que queda en nuestro planeta y concienciar sobre la extrema necesidad de “pasar a la acción” en su conservación.
La actualización de los datos por parte de la comunidad científica ha evidenciado el profundo declive del número de elefantes y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) encendió la alarma al incrementar el estatus de peligro de extinción en su Lista Roja de las dos especies de elefantes africanos. El elefante de bosque (Loxodonta cyclotis) se considera “en peligro crítico” y a un paso de esa situación límite, el elefante de sabana (Loxodonta africana) se ha catalogado “en peligro de extinción”. La mayor amenaza del más poderoso de los animales es, una vez más, la especie humana. Las cacerías indiscriminadas diezmaron la inmensa población de 26 millones de elefantes en 1800 hasta los 10 millones en tan solo un siglo. La continuidad de la masacre, la caza furtiva junto con el tráfico ilegal ávido del preciado marfil y la expropiación de sus tierras para agricultura o zonas industriales ha reducido la ya exigua población un 50% en los últimos 30 años hasta llegar a la insostenible situación de unos 350.000 elefantes.
Ante esta certeza y anticipándose al desastre, la ciencia y el afán conservacionista se unen con la esperanza de salvar a estos maravillosos e inteligentes animales que siguen sorprendiéndonos por sus extraordinarias capacidades. En este sentido, la Fundación BIOPARC con el parque valenciano participan ilusionados en un importante proyecto internacional para la preservación del elefante africano. Con el fin de garantizar su supervivencia, el Programa Europeo de Especies en Peligro (EEP) del elefante coordina la conservación ex situ a través de la reproducción controlada que permita albergar una población sostenible y genéticamente viable. La Fundación BIOPARC tiene un destacado papel al albergar el parque valenciano un grupo de seis hembras y recibió con entusiasmo el primer éxito con el nacimiento de Makena.
Sin saberlo, la elefantita de BIOPARC es la mejor embajadora de su especie frente a la indiferencia humana. Contemplarla en la espectacular recreación del bosque de baobabs es emocionante, así como ver su reacción de sorpresa con los “enormes helados“ que el equipo de cuidado animal encargado de su bienestar ha preparado para deleite de la manada. Y una de las estampas más admiradas estos días son sus juegos en el lago de elefantes, cada vez más atrevida pero protegida de cerca por su madre y sus siempre atentas “tías”. Esta forma de acercar la naturaleza salvaje es el alma del concepto BIOPARC, a través de esta belleza, de estas imágenes únicas, motivar un cambio de actitud en las personas hacia la protección no solo de estos “gigantes”, sino de la riquísima biodiversidad de nuestro planeta.
Con complicadas estructuras sociales matriarcales, los elefantes africanos se diferencian de los asiáticos por su tamaño, pues alcanzan 8 toneladas, 3 metros de altura y 7 de largo. También tienen el periodo de gestación más largo, con 22 meses. Las orejas irradian calor y les permiten refrescarse y la potente trompa de 40.000 músculos es una larguísima nariz para oler, respirar, barritar, beber y agarrar cualquier cosa con precisión. Los codiciados colmillos de marfil son en realidad dientes. Las almohadillas en las plantas de sus pies son capaces de percibir vibraciones realizadas por miembros del grupo para comunicarse, por las hembras como llamada para el apareamiento e incluso pueden detectar terremotos.
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